La leyenda del Rey Roble y el Rey Acebo, uno de los mitos del Dios.
En muchas tradiciones neopaganas que se basan en las tradiciones celtas, encontramos la leyenda imperecedera de la batalla entre el Rey Roble (Oak King) y el Rey Acebo (Holly King). Estos dos poderosos soberanos luchan por la supremacía conforme la Rueda del Año gira en cada estación. En el Solsticio de Invierno, o Yule, el Rey Roble conquista al Rey Acebo y gobernará hasta el verano, o Litha. Una vez que llega el Solsticio de Verano, el Rey Acebo emprende la batalla nuevamente contra el viejo Rey Roble y lo derrota. En las leyendas de algunos sistemas de creencias, las fechas de estos eventos cambian; la batalla tiene lugar en los equinoccios, por lo que el Rey Roble se encuentra más fuerte durante el verano, o Litha, y el Rey Acebo es dominante durante Yule. Desde el punto de vista folklórico y agrícola, esta interpretación parece tener más sentido.
En algunas tradiciones Wicca, el Rey
Roble y el Rey Acebo son aspectos duales del Dios Astado. Cada uno de estos
gemelos rige en una mitad del año y lucha por el favor de la Diosa, para
posteriormente retirarse a lamer sus heridas durante los siguientes seis meses,
hasta que llega la hora de reinar una vez más.
A menudo, estas dos entidades son
representadas de manera familiar - el Rey Acebo aparece como una versión
boscosa de Santa Claus o si eres fan del universo de Tolkien, encontrarás gran
similitud con el Mago Radagast.
Viste de rojo, lleva una ramita de
acebo en su cabello enmarañado, y a veces conduce un carruaje guiado por ocho
ciervos. Al Rey Roble se le representa como a un dios de la fertilidad, y
aparece ocasionalmente como el hombre verde (Green Man) o algún otro señor del
bosque.
Acebo Vs Hiedra
El
simbolismo del acebo y la hiedra (the holly and the ivy) es algo que se ha
repetido durante siglos; particularmente su papel como representaciones de
temporadas opuestas han sido reconocidas por mucho tiempo. En el poema Green
Groweth the Holly, el rey Enrique VIII de Inglaterra escribió:
El verde crece en el acebo, así lo
hace la hiedra.
Aunque las ráfagas del invierno nunca
soplan muy alto,
el verde crece en el acebo.
Como el acebo crece en el verde y
nunca cambia de color,
así soy yo, siempre he sido, a mi
verdad señora.
Como el acebo crece en el verde sólo
con la hiedra
cuando las flores no se pueden ver y
las hojas de la floresta han partido
La Batalla de Dos Reyes en el Mito y el Folclore
Tanto Robert Graves como Sir James
George Frazier escribieron sobre esta batalla. Graves dijo en su obra "The
White Goddess" que el conflicto entre el Rey Roble y el Rey Acebo hace eco
de diversos arquetipos. Por ejemplo, la batalla entre Sir Gawain y el Caballero
Verde o la lucha entre Lugh y Balor en la leyenda celta, son similares en su
tipo, ya que en ellas un personaje debe morir para que el otro triunfe.
Frazier escribió en "The Golden
Bough" sobre el asesinato del Rey de la Madera, o del espíritu del árbol.
Dice: "Por lo tanto, su vida era considerada muy valiosa por sus
adoradores. Es probable que estuviera protegida por un sistema de complejas
precauciones o tabúes, al igual que ocurre en tantos lugares en donde la vida
del dios-hombre es resguardada de la influencia maligna de los demonios y
hechiceros. Pero hemos visto que el valor que se le atribuye a la vida del
dios-hombre requiere que su muerte sea violenta, por ser el único medio de
preservar dicha vida en la inevitable decadencia de la edad.
El mismo razonamiento aplicaría al
Rey de la Madera; él también tuvo que ser asesinado para que el espíritu
divino, encarnado en él, pudiera ser transferido en su integridad a su sucesor.
La norma de que él fuera gobernante hasta que alguien más fuerte lo asesinara,
podría garantizar tanto la preservación de su vida divina en pleno vigor, y su
transferencia a un sucesor adecuado, tan pronto como ese vigor empezara a verse
afectado.
Mientras pudiera mantener su posición
con mano dura, se podría inferir que su fuerza natural no había disminuido;
mientras que su derrota y muerte a manos de otro, demostraron que su fuerza
empezaba a debilitarse y que había llegado el momento de que su vida divina
fuera alojada en un tabernáculo menos dilapidado".
En última instancia, aunque estos dos
seres se enfrascan en una batalla durante todo el año, son dos partes
esenciales de un todo. A pesar de ser enemigos, sin uno, el otro ya no
existiría.
Texto extraído del escrito “The Legend of the Holly King and the Oak King” por Patti Wigington
Lirio,
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